Se le atribuye a Plutarco la poderosa frase: “Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo”. Esta sentencia se suele utilizar para diferenciar a un Líder de un jefe. El león es un animal de gran riqueza simbólica que detenta las cualidades de justicia y poderío. Está considerado como el rey de todos los animales y en todas las culturas occidentales se le suele asociar al Sol. Es un símbolo, por tanto, de la luz y de la sabiduría. En la vida real no faltará un león descabezado que ataque a un elefante o a una manada de búfalos, siendo el resultado más probable que el león salga maltrecho de esa experiencia. Como la naturaleza es sabia, el león aprenderá rápido de su error pues su instinto lo impulsará a conservar su vida.
Se le atribuye a Plutarco la poderosa frase: “Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo”. Esta sentencia se suele utilizar para diferenciar a un Líder de un jefe. El león es un animal de gran riqueza simbólica que detenta las cualidades de justicia y poderío. Está considerado como el rey de todos los animales y en todas las culturas occidentales se le suele asociar al Sol. Es un símbolo, por tanto, de la luz y de la sabiduría. En la vida real no faltará un león descabezado que ataque a un elefante o a una manada de búfalos, siendo el resultado más probable que el león salga maltrecho de esa experiencia. Como la naturaleza es sabia, el león aprenderá rápido de su error pues su instinto lo impulsará a conservar su vida.
La capacidad racional del ser humano, gracias a que posee neo corteza, parece no funcionar con la misma eficacia pues confundimos con frecuencia jerarquía y poder, con liderazgo y poder auténtico; lo cual nos lleva, desde esa perspectiva, a buscar primero la satisfacción de nuestros propios intereses, relegando los interés de aquellos a los que se supone debemos servir. Lo curioso es que nuestra racionalidad no nos dice que, tarde o temprano, saldremos mal parados, pues el placer que genera esa dinámica nos ciega. Esta anomalía está ampliamente esparcida en toda la sociedad; desde la familia al traicionar a la pareja, a los hijos, a los padres o a los hermanos; hasta en las organizaciones públicas o privadas donde se le saca la vuelta al país o a la empresa.
El liderazgo se fundamenta en la autoridad moral, que no es otra cosa que valores, principios y fundamentos que se reflejan en nuestro diario accionar, permitiéndonos ser identificados como personas íntegras e impecables. Recordemos que el liderazgo es una oportunidad para servir; no para ser servido y menos para servirse. La Familia, como núcleo básico de la sociedad, es quien tiene la responsabilidad primaria de impartir valores a sus miembros a través del ejemplo práctico diario y no de la retórica o “jarabe de lengua” y las organizaciones, de las que formamos parte en el transcurso de nuestras vidas, tienen la responsabilidad de consolidar y/o acrecentar esos valores ; pero ocurre con frecuencia que alguien nos viene a buscar o nos llama por teléfono y le indicamos a nuestro hijo o a nuestro colaborador, que le diga a la persona que no estamos. Pasa poco tiempo y nuestro hijo o nuestro colaborador miente y nos preguntamos sorprendidos ¿por qué lo hace?, sin acordarnos que le dimos una lección ejemplar con nuestro propio comportamiento, pues sembramos una de las semillas del anti liderazgo: “vale mentir cuando te conviene”. Con los valores adecuados una persona puede desarrollarse cumpliendo las normas establecidas por la sociedad y lograr muchas metas dentro de un marco ético, moral y legal; por tanto es fácil deducir que “los insumos del liderazgo” se instalan y cultivan en los primeros años de vida del ser humano y se refuerzan en las organizaciones que integramos.
¿Cuáles son las claves para que las organizaciones tengan grandes líderes?, ¿Qué modelos hay que seguir para formar líderes al servicio de todos los grupos de interés y que además tengan el sano poder de influencia que inspira a sus colaboradores para buscar el bienestar?, ¿Qué deben hacer las organizaciones para contar con líderes que logren engrandecer a las personas y a sus organizaciones? Ciertamente hay varias respuestas pero una de ellas puede encontrarse revisando el modelo Jesuita, descrito detallada y documentadamente por Chris Lowney en su libro “El Liderazgo al estilo de los Jesuitas”. Esta organización y sus líderes, a pesar de las expulsiones que sufrieron a lo largo de su historia (la más importante la efectuada por el Papa Clemente XIV en 1773), encontraron la forma de reconstruir su organización y mantener su innegable influencia y liderazgo hasta nuestros días, pues, como todos sabemos, el Papa Francisco es miembro de la “Compañía de Jesús”. ¿Cómo es que esta organización logró sobrevivir a tantas calamidades que hubieran desaparecido del mapa a cualquier otra?
Las respuestas a estas preguntas están estrechamente vinculadas a los cuatro principios que sostienen el liderazgo jesuita: